Comer sano tiene sus efectos positivos en la apariencia de casa persona y esta práctica también beneficia la salud.

El pensar en adquirir una dieta balanceada y saludable no debe ser un tema frustrante pues solo implica añadir a tus platos los vegetales, frutas, verduras, legumbres, semillas, granos, consumo de proteínas magras.

Además del consumo de pescado, pollo, lácteos con poca grasa y comer grasas buenas. También debes dejar a un lado el consumo excesivo de alimentos procesados, azucarados, sodio y grasas malas.

De acuerdo a un estudio realizado por expertos en Nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard un plato saludable pues estar constituidos por frutas y verduras, granos integrales, pescado, pollo, legumbres además debe ir acompañada con agua, café y té.

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Pero, ¿cuáles son los beneficios de comer sano?

Reducción de peso: la comida es parte fundamental en un plan de pérdida de grasa corporal y peso. Una dieta saludable se debe convertir en un estilo de vida acompañado de la actividad física.

Algunas dietas que están de moda por cierto tiempo no son saludables y no proveen todos los nutrientes que el organismo demanda. Al terminar de cumplirlas las personas vuelven a subir de peso.

Fortalecimiento de la salud intestinal: la salud del intestino se relaciona con muchos padecimientos como la obesidad, a diabetes o la salud inmunológica. De acuerdo a lo que comemos, se favorecen a las bacterias buenas o malas que provocan las enfermedades.

Mejora tu estado de ánimo: la alimentación también causa efectos en el estado de ánimo de las personas. En ese sentido la depresión ha estado relacionada con los niveles bajos de ácidos grasos omega 3, vitamila B12, folato y vitamina D.

Los platanos, chocolates, chile y el café tienen sustancias que provocan al buen funcionamiento de la memoria, el entusiasmo y la felicidad.

Mejora la salud del corazón: tener una alimentación baja en sodio cuida el corazón. Este provoca aumento de la presión arterial y aumenta los riesgos de enfermedades cardiovasculares.

Por su parte, comer grasas buenas reduce el colesterol malo que evita el riesgo de enfermedad cardíaca.

Mejora el aspecto de la piel: el colágeno disminuye a medida se envejece. Esta proteína da elasticidad a la piel y es necesaria en la cicatrización de las heridas.

El aumentar la alimentación con Vitamina C favorece la producción de esa proteína.

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