Diversos estudios revelan las secuelas que presentan los pacientes que se recuperaron del nuevo coronavirus, pero se ha hablado poco de la hipoxia feliz, una secuela que ha desconcertado a los médicos.

Según especialistas de Mayo Clinic, la hipoxia es la presencia de un nivel de oxígeno en la sangre inferior al normal, es decir, mientras que la saturación de oxígeno en la sangre normal es de 95 a 100 por ciento, los infectados con la enfermedad registran niveles de hasta 50 por ciento.

Sin alerta

Lo más preocupante es que las personas con hipoxia feliz o silenciosa no se dan cuenta que la tienen, porque no desarrollan ningún síntoma que les alerte.

Para algunos especialistas esto podría deberse a un posible daño cerebral, que causa que el cerebro no detecte la falta de oxígeno en la sangre; mientras, que otras hipótesis apuntan a que los glóbulos rojos al ser afectados no transportan el oxígeno correctamente.

En casos normales los niveles de oxigenación en la sangre del 50 por ciento causarían una pérdida de conciencia, cansancio, dolor o una dificultad para respirar; sin embargo, en los pacientes con la hipoxia silenciosa no tendrían ningún síntoma, complicando más el cuadro médico y hasta causar la muerte.

¿Cuándo puede ocurrir?

Por lo regular, esta complicación se ha experimentado en pacientes durante la segunda semana tras el contagio. 

El problema principal radica que al no ser detectada a tiempo por falta de manifestaciones, cuando se detecta ya es en un avanzado estado y la falta de oxígeno en la sangre puede causar problemas en los pulmones, riñones, cerebro, corazón e incluso la muerte del paciente.

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