Los hondureños simularon que Montoya era la dueña de una pulpería y su nieto hizo el papel de Dora, una clienta que siempre llega a pedir fiados los productos.
Cuando Montoya miró que su vecina se acercaba a la pulpería pensó de inmediato que iba a pedirle fiado, sin imaginar que esta vez, Dora llegó a comprar todo el pollo que se le es posible, según el precio que dijo Cerrato.
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"¿Qué cree? Hoy no vengo a pedirle fiado. Porque yo miré por la tele que el pollo está a 7 lempiras, así que me vengo a llevar mis 30 libras de pollo", dijo la clienta.
Al escucharla, doña Montoya le dio a conocer que en su pulpería ese producto está caro, así que la mandó a que lo consuma en donde lo compra Cerrato.
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